Dentro de esta mesa se presentarán los resultados de diversos estudios de gran relevancia para el futuro de la enfermedad. Todos ellos están relacionados con el potencial uso de diversos biomarcadores (analíticos o de imagen). El recuento bajo de eosinófilos en sangre periférica (<100 células/mm3) se ha asociado a una mala respuesta a los corticoides inhalados. Sin embargo, se desconoce la estabilidad de este biomarcador y si guarda relación con desenlaces de interés. Utilizando datos de la cohorte SPIROMICS, Lemaster y colaboradores estudian longitudinalmente una amplia muestra de pacientes con EPOC que no estuviesen recibiendo esteroides inhalados u orales. El análisis efectuado sugiere que los pacientes con bajas cifras de eosinófilos presentan mayor prevalencia de tabaquismo activo y una mayor pérdida de función pulmonar. Sin embargo y esto es de interés, esta cohorte no difiere de la que presenta cifras más elevadas de eosinófilos en el inicio de corticoides inhalados, la futura aparición de agudizaciones, o sobre la supervivencia. Todo apunta a que el recuento de eosinófilos en sangre periférica puede ser de interés para valorar la respuesta a los corticoides inhalados, pero no es tan preciso para predecir el riesgo de desenlaces futuros, especialmente si existe interacción con el consumo de tabaco.
Mucho debate existe en la actualidad sobre si las técnicas de imagen, como la tomografía computerizada (TC), son más precoces para detectar EPOC que la propia espirometría. Gradi y colaboradores, revisan de forma retrospectiva cerca de 20.000 pacientes con EPOC. Entre los pacientes finalmente incluidos los autores destacan que el 12,7%, tenían una espirometría normal a pesar de mostrar enfisema en el TC. Estos pacientes progresaron a lo largo del tiempo hasta desarrollar obstrucción ventilatoria. A pesar de las limitaciones del estudio, los datos sugieren que el TC puede ser una herramienta de diagnóstico precoz en la EPOC. De forma indirecta, este tipo de análisis sugiere que la espirometría (patrón oro de diagnóstico, hasta la fecha) puede ser una técnica tardía.
El tercer estudio que se presentará, también con datos procedentes de la cohorte SPIROMICS, emplea un método revolucionario de imagen en el que se analizan diferentes texturas en el TC como predictores de riesgo de exacerbaciones graves. El estudio es de enorme calado para el futuro, ya que estas características radiológicas son más precisas en la predicción del riesgo, que variables clásicas como, el historial previo de exacerbaciones, el FEV1 o el BODE index.
En una medicina cada vez más personalizada, el empleo de biomarcadores va abriéndose paso con enorme fuerza. Especialmente las técnicas de imagen pueden ser de gran ayuda para un diagnóstico más precoz de la enfermedad y para predecir desenlaces clínicos de interés. El tratamiento es muy probable que acabe siendo guiado por este tiempo de marcadores biológicos.
Dr. Juan José Soler.
Hospital Arnau de Vilanova de Valencia.
